El miedo, la preocupación, la sobreinformación y esa extraña sensación de tambaleo y amenaza, han cambiado nuestra manera de ver las cosas y comunicar nuestros sentimientos. En esta situación, trabajar aspectos como la solidaridad, el sentimiento de comunidad, la empatía y el respeto, son claves para trabajar nuestra autoestima en el día a día.
La situación de confinamiento, no deja de ser algo extraordinario, pero ha llegado para ejercer una transformación y marcar un antes y un después en la que era nuestra forma de vida, la rutina, las relaciones sociales, el ámbito laboral y en definitiva, todo lo que marca nuestra supervivencia.
En diciembre de 2017, escribí un artículo denominado “¿Por qué es tan difícil aplicar la empatía? Os dejo el enlace por si queréis leerlo o volver a verlo:
http://www.mercedespoyato.com/2017/12/por-que-es-dificil-aplicar-empatia/
Este artículo trata principalmente de la empatía en el ámbito laboral, aunque también hace referencia a la empatía a nivel personal y hoy quiero profundizar sobre ello, ya que creo que es un tema muy interesante y actual.
Nada volverá a ser lo mismo
Como decía al principio, si algo hemos desarrollado, es la transformación en las relaciones a nivel social y laboral, hemos incorporado nuevas rutinas a nuestro día a día y damos importancia a hechos que quizá antes pasaban desapercibidos para nosotros.
No sirve de mucho quedarse sentado y lamentarse, ya que esta situación pasará, no podemos saber si va a durar mucho o poco, el tiempo es relativo y lo que para alguien pasa rápido, para otros, puede ser una eternidad.
¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida. Benjamin Franklin.
Lo que sí es cierto, es que nos está enseñando muchas cosas, aunque todo se “paralice”, los días pasan y las circunstancias van cambiando. Si nos colocamos al inicio del Estado de Alarma, muchas personas perdieron su empleo, todos nos vimos obligados a permanecer en casa para tratar de contener el virus y hoy en día, aunque sea por franjas horarias, ya podemos salir a pasear, incluso hay Comunidades Autónomas donde pueden ir un poco más allá y hacer nuevas actividades al haber cambiado de fase.
Mejorando la comunicación
Dentro del gran bloque que arma nuestro día a día, debemos destacar la importancia de la habilidad de la comunicación y potenciar lo mejor de uno mismo. Aspectos como la amabilidad, la solidaridad, las muestras de afecto y cariño y la empatía son imprescindibles.
Habrá días que nos sintamos agobiados, angustiados, las circunstancias de cada persona envuelven vidas completamente diferentes y en momentos así, los sentimientos se encuentran a flor de piel.
En ese momento es necesario sentarse, pensar y analizar los motivos que nos hacen estar así y qué podemos hacer por mejorar y estar bien. Realizar este ejercicio es muy importante para conocernos y saber qué queremos. Es un buen instante para hacer actividades a las que siempre se ha restado importancia o no se podían hacer dadas las obligaciones del día a día.
Eso que llaman nueva normalidad
Ya llevamos bastante tiempo haciendo actividades diferentes a las que hemos venido haciendo durante los últimos años. Crear una rutina es positivo y saludable. Vale que ahora no nos persiguen esas “enormes prisas”, pero marcar unos hábitos, por muy diferentes que sean, es positivo para no perder el control sobre nuestro ritmo.
Habrá días que quizá no apetezca levantarse, pero eso es algo que ya pasaba cuando vivíamos en la otra rutina. Incorporar actividades como el ejercicio, la lectura, la cocina, momentos para pensar, escribir o prepararse los puntos de lo que vamos a hacer al día siguiente, es saludable y ayuda al equilibrio personal.
Dentro de esta nueva normalidad, hay que tener en cuenta que también es sano evitar convertir el COVID-19 en monotema. Es preciso estar informado, por supuesto, pero hay que evitar caer en el abismo del pesimismo que lo rodea. Está claro que es una situación desafortunada, especialmente para todo aquél que ha visto modificada su forma de vida a través de un impacto negativo.
Para cultivar la empatía, es necesario hacer actores principales a aquellos que conforman el hogar. En casas donde viven pequeños y no tan pequeños, es recomendable hacerles responsables de alguna tarea o actividad. Ya depende de si hay varios hermanos, o uno solo, pero fomentar la distracción a través de juegos y responsabilidades es importante para que este hecho no resulte perjudicial para los más pequeños y jóvenes. Seguramente haya padres que tengan que teletrabajar, y es recomendable enseñar a los niños que hay momentos en los que los adultos no pueden prestarles tanta atención, por lo que es preciso generar autonomía en ellos.
De cara a las personas que están pasando esta cuarentena en solitario, pueden tener la ventaja de no recibir molestia ni ver su espacio disminuido, pero a la larga, no tener contacto con otras personas, es perjudicial. Cultivar la empatía con estas personas, es fomentar las nuevas tecnologías, para conectar con sus seres queridos o con otras personas que puedan ser afines.
¿Y yo qué puedo hacer para cultivar esa empatía?
Aunque en estos días que llevamos de cuarentena hemos visto muchas cosas negativas, también las hay muy positivas. El grupo de mayor vulnerabilidad en esta pandemia, son los mayores, y no tenemos que quedarnos únicamente en el cuidado de “los nuestros”, como padres o abuelos.
En este caso, tenemos que sacar nuestro lado más solidario, haciendo una llamada, hablando a través de un balcón, una puerta o una ventana y hagamos saber que estamos ahí si nos necesitan, que si vamos a comprar un pan, podemos traer dos o lo que sea necesario.
A todo el mundo le gusta que haya alguien pendiente de él, eso hace feliz a las personas. Es necesario tener esa actitud empática y solidaria, responsable y que aporte. Si nos piden que hagamos algo, es mejor hacerlo hoy que lamentar mañana.
La empatía es un sentimiento que nos permite ponernos en el lugar de otra persona e imaginar cuál es la situación que está viviendo en este momento concreto.
Ponerse en los zapatos de los demás
Para poder entender mejor a los demás, y generar sinergia social, es necesario seguir algunas recomendaciones, identificar las circunstancias que estamos viviendo y cómo nos afecta la situación.
Es preciso saber qué personas son las que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, ya que tienen alto riesgo de contraer el contagio por los espacios donde trabajan, ya sea personal sanitario, de supermercado, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y Ejército, repartidores y todos aquellos que trabajan por nuestro bienestar.
El virus ha instaurado una situación que nadie esperaba y al impacto en lo relativo a la salud, se ha cobrado muchas vidas, pero también lo acompaña un golpe económico, laboral y social que amenaza esa estabilidad personal.
Es importante conocer historias de personas que han padecido la enfermedad y han podido superarla, saber de primera mano cuáles son los síntomas y el desarrollo de la misma es importante, puesto que no a todo el mundo le afecta de la misma manera. Hay un patrón, pero luego depende de patologías previas o la salud de cada persona.
No está mal simpatizar con el dolor ajeno, y con las personas que han sufrido esta enfermedad, ya que esto nos ofrece una mirada sobre cómo lo ha vivido otra persona y nos puede servir como experiencia para aprender, no solo por la enfermedad, sino por adquirir responsabilidad.
No sabemos qué nos depara mañana, porque es mucha la información que se vierte, lo cierto es que si cada uno de nosotros cuida la parcelita que le corresponde, juntos, lo haremos mejor y saldremos adelante. Tener empatía, aunque sea difícil, ayuda a recorrer este complicado camino y nos aporta salud. ¿Te animas?