Realizar un proceso de selección con ganas y entusiasmo es primordial si queremos conseguir un puesto de trabajo. Por ello, en la entrada de esta semana queremos hacer mención a esas actitudes que, sin darnos cuenta, pueden hacer que seamos descartados incluso antes de asistir a la entrevista.
Cuando nos apuntamos a una oferta de empleo, solemos leer la descripción del puesto, las condiciones y requisitos mínimos y, si a priori nos encajan, nos apuntamos a la oferta. Hasta aquí bien.
¿Qué ocurre muchas veces, cuando el seleccionador te llama por teléfono por dicha oferta y se te ocurre contestar que no sabes que oferta es porque te has apuntado a un montón y ahora mismo no caes en cuál es? Que ofreces muy mala imagen. Cierto es que uno no se puede aprender de memoria todo a cuanto se apunta, pero sí al menos, nos debe sonar. Decir alegremente que “no recuerdas que oferta es” o “me he apuntado a ver si me llaman de cualquier cosa” da muy mala sensación a la persona que está al otro lado del teléfono. Y es que, partiendo de la base de que todos sabemos que la situación laboral actual no es la mejor, no debemos abandonarnos a “cualquier cosa” por el hecho de encontrarnos en situación de desempleo. Hay que tener la mente abierta y mostrar entusiasmo de primeras, aunque luego la oferta no te encaje, porque es algo que puede pasar.
Si consigues que te llamen para un proceso de selección, el siguiente paso suele ser la entrevista, ya sea personal o grupal, depende de la vacante a la que te estés postulando.
¡Bien! Tenemos una entrevista… ¿Qué hacemos ahora? Ante todo, no bajar la guardia. Con esto no quiero decir que nos enfrentemos tensos al proceso, sino que debemos cuidar una serie de detalles si queremos continuar en la lucha por la vacante.
¿Cuáles son las actitudes que te descartan de un proceso de selección?
1. Llegar tarde. Lo decimos siempre. No salgas con la hora pegada y más si no sabes exactamente dónde vas. Existen contratiempos que luchan contra nosotros, pero hay que ser más serios y sobreponerse a las circunstancias.
2. Utilizar vestimenta inadecuada. Dependiendo del puesto al que optes, elige ser más formal o no, pero siempre, utiliza ropa acorde al tipo de empresa que vayas, porque la imagen si o si, cuenta.
3. No hacer los deberes. Nada de presentarse a un sitio con las manos y la cabeza vacía, es decir, lleva siempre un CV actualizado contigo, te lo pidan o no, nunca está de más. Y siempre debes informarte de la empresa a la que vas, saber el tipo de trabajadores (perfiles) que tiene, su presencia nacional o internacional. No es necesario aprenderse datos estadísticos, pero sí al menos acudir con una idea básica de dónde estás yendo. Suele ser además una de las preguntas filtro de entrevista.
4. Dejarse llevar por las distracciones. Más de una vez pasa que olvidamos silenciar nuestro teléfono móvil y suena en el momento menos indicado. Eso ya de por sí es perjudicial, pero lo que está terminantemente prohibido es atender la llamada en plena entrevista aunque sea para informar al interlocutor que ahora mismo no puedes atenderle. Queda fatal y provoca una gran distracción que se entiende como una falta de consideración hacia la persona que te está entrevistando.
5. Hablar mal de tus experiencias pasadas. Poner verde a un jefe o a tu anterior empresa porque te hizo una mala jugada no te hará ganar puntos en este proceso. Más bien todo lo contrario. A ojos del entrevistador quedas como una persona inconformista que le ha salido algo mal y “la culpa es de otro”. Ojo, todo puede ser, pero una entrevista de trabajo no es un juicio de valor contra otros, estamos ahí para ganarnos el puesto por las cualidades y las habilidades que tenemos y es lo que tenemos que demostrar.
¿No eres su candidato/a idóneo/a? Que la razón principal sea que no cumples el perfil que están buscando, pero no hagas que tu actitud determine el descarte del proceso de selección.